2.6. Evaluación
Aplicamos la evaluación constantemente en muchas actividades de nuestra vida. De la misma forma que es importante una evaluación externa que valide nuestro trabajo, también lo es la capacidad como personas de valorar nosotros mismos y objetivamente lo que hemos hecho. No se trata de una evaluación cuantitativa, sino cualitativa. Es recordar el objetivo con el que iniciamos una tarea y valorar si el resultado ha sido bueno, si requiere mejoras o si no ha sido correcto.
Por ejemplo, si hemos pintado una habitación de nuestra casa, valoramos el resultado final. ¿Están todas las paredes bien pintadas? ¿El color es uniforme? ¿Las esquinas y los rincones han quedado bien? Este análisis debe permitirnos dar el trabajo por bueno y, por tanto, por terminado, o bien llevar a cabo acciones complementarias para obtener el resultado esperado.
En otras situaciones puede pasar que, aunque el resultado sea correcto, no sea la mejor opción.
Pongamos por caso que una escuela decide abrir una nueva puerta de acceso más segura para su alumnado. El resultado final es muy bueno en muchos sentidos: la puerta es mayor, la acera de enfrente es amplia y separada de los vehículos por una barandilla, y para las familias es más fácil localizar a sus hijos e hijas. Pero la nueva puerta tiene un pequeño desnivel respecto a la calle que se ha salvado con dos escalones. La evaluación de esta solución permite observar que el alumnado en silla de ruedas y los familiares con cochecito de bebé tendrán un impedimento importante para acceder a la escuela.
En programación, la evaluación es una habilidad imprescindible para alcanzar los mejores resultados y la máxima eficiencia. Si concebimos la programación como un diagrama de flujo, la evaluación sería siempre el paso previo a su finalización. Si la evaluación es buena, hemos terminado. Si la evaluación no es suficientemente buena, volvemos al objetivo inicial y revisamos el trabajo para mejorar la solución.
En la figura 6 se muestra un reto de Scratch en el que se pide dibujar una circunferencia de color azul. Tal y como puede verse en el área derecha, el resultado es correcto. Sin embargo, aplicando la habilidad de evaluación, en el código se identifica un error.
El dibujo de la circunferencia se puede trazar con un movimiento repetitivo de un píxel y un grado 360 veces, que corresponden a los 360 grados de una vuelta entera. Sin embargo, en este caso la repetición es de 720 veces, lo que implica que se trazan dos vueltas dibujando dos circunferencias idénticas una sobre la otra. Si trasladamos esta programación al mundo industrial, podría tratarse de un programa que cose una circunferencia en una camiseta. Esto significa que en la producción de cada camiseta se estaría utilizando el doble de hilo por unidad, y esto, multiplicado por miles de camisetas, sería un gasto considerable. Por ese motivo, la evaluación es una habilidad muy importante en el pensamiento computacional. Hay que saber valorar el trabajo realizado y determinar objetivamente si se ha encontrado la mejor solución para el objetivo planteado.