1.1. Definición
El término pensamiento computacional no es nuevo. Ya entre 1970 y 1980 Seymur Paper introdujo este término en algunas de sus publicaciones cuando inició sus trabajos con el lenguaje de programación Logo en el MIT. Pero no fue hasta el 2006 cuando Wing publicó un artículo en el que establecía los elementos clave que definían una primera aproximación al concepto de pensamiento computacional:
«Implica la resolución de problemas, el diseño de sistemas y la comprensión de la conducta humana, haciendo uso de los conceptos fundamentales de la informática. […] El pensamiento computacional es una habilidad fundamental para todos, no solo para los informáticos. En la lectura, escritura y aritmética, deberíamos añadir el pensamiento computacional a la capacidad analítica de cada niño».
Posteriormente, otros autores y autoras han enriquecido este término y, si bien no se ha llegado a una única definición consensuada, la comunidad científica da por buena la propuesta elaborada en 2015 por el CSTA (Computer Science Teachers Association) y la ISTA (Society for Technology in Education) que define el pensamiento computacional como un proceso de solución de problemas que incluye, entre otras, las siguientes características:
- Formular problemas de forma que se pueda utilizar un ordenador o máquinas para resolverlos.
- Organizar y analizar datos lógicamente.
- Representar datos a través de abstracciones tales como modelos y simulaciones.
- Automatizar soluciones a través del pensamiento algorítmico (una serie de pasos discretos y ordenados).
- Identificar, analizar e implementar posibles soluciones con el fin de conseguir la combinación más efectiva y eficiente de pasos y recursos.
- Generalizar y transferir este proceso de solución de problemas a una amplia variedad de situaciones.
En los últimos años, el concepto de pensamiento computacional ha superado la barrera de los ordenadores para redefinirse como un proceso de pensamiento que no depende necesariamente de las ciencias de la computación (Bocconi et al., 2016). Es decir, la competencia en pensamiento computacional va más allá de la tecnología, y las habilidades asociadas a ella son aplicables en diversos contextos del día a día.