A lo largo de este material se ha puesto de manifiesto que el pensamiento computacional es una competencia esencial en el siglo xxi. Incluye un conjunto de habilidades clave para la resolución de problemas, para el uso eficiente de lenguajes de programación y también para otros muchos ámbitos de la vida. Por este motivo, es primordial que todos los docentes integren su práctica en sus programaciones didácticas. En este sentido, Bocconi et al. (2016) sugieren que el pensamiento computacional se puede integrar de diversas formas en el currículo: como tema transversal, como asignatura separada, dentro de otras asignaturas como las matemáticas o la tecnología, o, incluso, de forma separada del ámbito digital.
Lo importante es definir como centro educativo una secuenciación del trabajo del pensamiento computacional a lo largo de los cursos, estableciendo una coherencia vertical y asegurando una buena competencia del alumnado al terminar la etapa de educación primaria. Es por ello que varios autores subrayan la necesidad de formar a los equipos de maestros para que adquieran una buena experiencia didáctica en esta materia, no solo para convertirse en buenos guías en el correspondiente aprendizaje de los alumnos, sino también para integrar y trabajar el pensamiento computacional en el día a día y desde diferentes perspectivas y situaciones.